Federación Española de Esperanto

El esperanto y la noviolencia

El siguiente texto apareció publicado en el número 2 de la revista "Global Education Magazine", el 30 de enero del 2013, dedicado al Día Escolar de la Paz y la Noviolencia. Su autor, Javier Alcalde, es doctor en ciencias políticas por el Instituto Universitario Europeo de Florencia y actualmente es investigador sobre temas de desarme y movimientos sociales en el Instituto Catalán Internacional pora la Paz

En 1887 Luis Lázaro Zamenhof presentaba su propuesta de lengua auxiliar internacional. Este oftalmólogo judío, educado en lengua rusa, vivía en Białystok (en la actual Polonia), donde eran frecuentes las tensiones entre los diversos grupos étnicos que habitaban en la ciudad. Su lengua fue conocida popularmente con el nombre de esperanto, por el pseudónimo que usó el autor ('el que tiene esperanza').

Desde el principio el objetivo era, y es, facilitar la comunicación y la concordia entre los pueblos mediante una lengua sencilla y neutral (que no pertenece a nadie). Dado que 'hablando la gente se entiende’, se creía que así se evitarían conflictos y guerras. Este objetivo es conocido como 'la idea interna' y es quizás lo que diferencia esta lengua de los otros intentos de lenguas planificadas (¡a día de hoy más de 1000!) que no han alcanzado la popularidad del esperanto. El esperanto es una lengua regular, intuitiva y con un gran valor propedéutico (aprender esperanto facilita el aprendizaje de lenguas extranjeras).

125 años después de su nacimiento y sin contar con apoyo político ni económico, sigue siendo una lengua viva. Por un lado, los esperantistas se han caracterizado por la defensa de los derechos lingüísticos, traduciendo, por ejemplo, obras clásicas de literaturas minorizadas. Además, han creado una cultura propia, rica y diversa, presente en los cinco continentes. Existen comunidades esperantistas muy activas en Francia, Alemania, Polonia, Flandes o Hungría y también en Brasil o China. En parte gracias a Internet, el esperanto está viviendo una segunda juventud. Es una de las lenguas más activas en la red, como muestra la cantidad (y calidad) de los artículos en la wikipedia, la presencia en el google translator o los innumerables portales para aprender la lengua de manera gratuita, fácil y rápida.

Sus usuarios comparten el humanismo de Zamenhof y su apuesta por la noviolencia, reconocida explícitamente desde hace más de 100 años. Así, Zamenhof fue varias veces candidato al premio Nobel de la Paz. En 1910 partía como uno de los favoritos, pero finalmente el premio fue otorgado a la International Peace Bureau. En 1915, poco antes de su muerte, el iniciador del esperanto pidió en una carta pública a los diplomáticos que reconstruirían Europa después de la Gran Guerra la creación de unos Estados Unidos de Europa y también de un Tribunal Europeo de Justicia; propuestas que entonces no eran mayoritarias y que hoy nos parecen evidentes e incluso indispensables.

El proyecto ético y global en el que Zamenhof incluye el esperanto como herramienta básica de comunicación surge, pues, en un contexto de luchas imperialistas y en ausencia de una institución de gobierno mundial o de resolución de conflictos entre las naciones. En este proyecto hay también una serie de principios básicos y universales, unas reglas de conducta que podrían considerarse como precursoras de los derechos humanos y que se complementan bien con la noviolencia de Tolstoi, ferviente partidario de la lengua auxiliar internacional. De hecho, la Asociación Esperantista Universal (UEA, por sus siglas en esperanto) será una de las primeras organizaciones en proclamarse de acuerdo con los objetivos de las Naciones Unidas, añadiendo un punto en sus estatutos en los que se establecerá que el respeto a los derechos humanos es una condición esencial para su trabajo.

Y es que el vínculo de los esperantistas con las aspiraciones de libertad e igualdad es profundo. Es desde esta perspectiva que podemos mencionar las actividades esperantistas que tuvieron lugar durante la Guerra Civil española, incluyendo una importante labor de propaganda, sobre todo desde Cataluña y el País Valenciano. Incluso se pensó en hacer del esperanto el idioma de relación común entre los brigadistas, y en algunos casos así se hizo. Sin embargo, las consideraciones prácticas condujeron a la organización de grupos homogéneos en materia lingüística y finalmente al aprendizaje del castellano como manera de integrarse en el país.

Pero es estrictamente en el ámbito de la paz que el movimiento esperantista ha realizado una aportación fundamental al ideal de la noviolencia. En concreto, en la necesidad de aplicación práctica de la filosofía para la paz, la cual históricamente ha encontrado muy difícil cristalizar una idea tan abstracta como es la de la paz. Desde el esperanto, la búsqueda de la paz pasa por llegar a la mutua intercomprensión en igualdad de condiciones. Es a través de la comunicación, pues, que se llegará a la utopía fraternizadora del esperanto.

¿Cómo poner en práctica estos ideales? Hay ejemplos ciertamente inspiradores, como los japoneses que tradujeron las primeras vivencias personales de la tragedia de Hiroshima y Nagasaki al esperanto, lo que facilitó que esperantistas de otros países los tradujeran a las lenguas vernáculas, haciendo posible así que la sociedad civil internacional fuera consciente de los sufrimientos vividos por las víctimas de las bombas atómicas. También la acción de los esperantistas de diferentes países tras la I Guerra Mundial, coordinándose a la hora de acoger a niños austríacos que habían quedado en una situación de pobreza y desamparo, muestra el potencial de la lengua y de sus valores.

No es casualidad que el esperanto lograra sus máximas cotas de popularidad e influencia en el período de entreguerras, en el que hubo serios intentos para usar la lengua internacional auxiliar en la nueva arquitectura política internacional surgida tras la Gran Guerra. Se pensaba entonces que el uso del esperanto en la Sociedad de Naciones (el precedente de la ONU) habría facilitado la comunicación entre los pueblos hasta el punto de que habría podido evitar la Segunda Guerra Mundial. Los esperantistas pedían la creación de nuevos controles legales en las relaciones entre estados, junto con un espíritu de entendimiento mutuo.

Eran momentos en que los hechos les daban la razón. Con decenas de miles de personas aprendiendo la lengua auxiliar universal, la esperanza de una sociedad más justa se veía posible. También en esta época se creó la Internacional Católica, que usaba el esperanto en un intento de unir catolicismo y pacifismo.

Al facilitar la comunicación entre las personas por encima de las fronteras, el esperanto hacía muy difícil el control de la información en los regímenes totalitarios. Por este motivo, fue brutalmente perseguido en las dictaduras que sacudieron Europa durante y después de la Segunda Guerra Mundial, así como en otros países (por ejemplo, en EEUU durante el Macartismo). En los campos de concentración murieron judíos, gitanos, homosexuales... y también esperantistas. En este período, se ha documentado la existencia de esperantistas en los campos de concentración que enseñaban la lengua, otros que escondían a judíos y otros que fueron salvados, porque el soldado que les perseguía se dio cuenta de que ambos (perseguidor y perseguido) eran partidarios de esta causa.

Actividades similares han tenido lugar en otros conflictos, como en la Guerra de Bosnia, aunque a menor escala. Conocidos son también los puentes de paz entre los bloques del Este y del Oeste, construidos por esperantistas durante la Guerra Fría. Además, en diferentes contextos el esperanto ha sido una herramienta muy útil a la hora de ofrecer una visión de la historia que pudiera ser compartida por varias naciones con visiones históricas conflictivas.

Es en esta lengua que se hizo una embrionaria investigación para la paz, que estudiaba las raíces sociales y económicas de los conflictos. De hecho, muchos de los principales pacifistas de principios del siglo pasado eran también esperantistas. En aquella época eran palabras casi sinónimas, que se evidencian en la actividad de intelectuales como Edmond Privat (el amigo de Mahatma Gandhi y de Romain Rolland), uno de los principales impulsores del esperantismo tras la muerte de Zamenhof y pacifista noviolento que hizo campaña por la independencia de Polonia, de la India y de Argelia. Otros pacifistas muy activos en el esperantismo fueron Albert Škarvan, Louis Couturat, Gaston Moch, Paul Berthelot, Jean Jaurès, Édouard Vaillant, Alfred Fried, Alfred Moscheles, Josef Metzger, Hector Hodler o Julia Isbrücker. Por lo que respecta a los difusores del esperanto en sectores más amplios del pacifismo podemos mencionar a Bertha von Suttner o al mismo Romain Rolland, aunque estos dos últimos no llegaran a hablarlo con fluidez.

La aportación del esperanto va más allá del entendimiento entre los estados al facilitar la coexistencia pacífica de las personas, de la gente. Es por ello que instituciones internacionales como la UNESCO han pedido que se estudie y enseñe en las escuelas y en las universidades. Dice la UNESCO en su preámbulo que la paz comienza en la mente de las personas. Y es aquí donde actúa la propuesta de Zamenhof. Más allá de los canales oficiales de comunicación y más allá de las declaraciones abstractas de cooperación internacional, es en los contactos personales donde se produce el impacto.

Así, podemos destacar la fraternidad entre polacos y judíos durante los primeros años de la historia del esperantismo, el activismo noviolento contra la colonización japonesa en Corea y Taiwán en las décadas de 1920 y 1930 o la coexistencia entre judíos y árabes en las organizaciones esperantistas en Palestina durante el mandato británico. En Ruanda tras el genocidio de la década de los 1990 hay comunidades donde, a pesar de hablar la misma lengua, sus miembros utilizan en ocasiones el esperanto, porque ello les permite expresarse en libertad y no tener que utilizar los diferentes registros que la lengua local tiene reservados a cada uno de los grupos étnicos. También en países como China, donde coexisten decenas de lenguas, el esperanto ha funcionado en algunos grupos sociales como lengua puente, más eficiente que otras lenguas locales difíciles de aprender y ligadas a un sector de la población y a unas determinadas relaciones de poder.

Otro campo donde ha fructificado la relación entre pacifismo y esperantismo es la literatura. Entre los ejemplos más destacados, cabe señalar las obras del australiano Trevor Steele y las del húngaro Gyula Baghy, junto con otras como Kiel akvo de l’rivero del francés Raymond Schwartz, La granda kaldrono del escocés John E. Francis, Kroata milita noktlibro de la croata Spomenka Štimec o la epopeya en verso Poemo de Utnoa del catalán Abel Montagut. Fuera del ámbito propiamente literario, existen textos autobiográficos sobre experiencias de guerra como Maskerado, de Tivadar Soros, donde el padre del conocido especulador George Soros explica sus vivencias y las de su familia durante la II Guerra Mundial. Muy recomendable es también la lectura del diario del esperantista adolescente Petr Ginz, escrito originalmente en checo y con reminiscencias al tristemente célebre diario de Ana Frank.

Actualmente, en la convergencia de agendas de los distintos movimientos sociales, los pioneros esperantistas se reconocerían en la esencia de la noviolencia altermundista promovida por los activistas de la solidaridad internacional. Si consideramos el problema de la ausencia de una lengua auxiliar mundial unido a otras cuestiones sociales, llegaremos a la conclusión de que el destino del esperanto está ligado al establecimiento de un orden internacional más pacífico y justo. En definitiva, aunque podamos discutir la viabilidad de la apuesta lingüística, la aportación del esperanto a la teoría de la noviolencia es innegable.

Javier Alcalde

Bibliografía:

  • Alcalde, Javier (2013) “Pacifism”. En David A. Snow, Donatella Della Porta, Bert Klandermans, Doug McAdam (eds.) The Wiley-Blackwell Encyclopedia of Social and Political Movements. Blackwell Encyclopedias in Social Sciences.
  • Del Barrio, José Antonio y Ulrich Lins (2010) “La utilització de l’esperanto durant la guerra civil”. En Hèctor Alòs i Francesc Poblet (eds.) Història de l’esperanto als Països Catalans. Barcelona: Associació Catalana d’Esperanto. Disponible en catalán y en esperanto. También disponible en castellano aquí http://www.nodo50.org/esperanto/artik68es.htm
  • Lins, Ulrich (1990) La danĝera lingvo. Studo pri la persekutoj kontraŭ esperanto. Segunda edición. Moscú: Progreso. (Existe traducción a diversas lenguas, como el alemán, el italiano o el ruso)
  • Sikosek, Marcus Ziko (2003) Esperanto sen mitoj. Segunda edición. Flandra Esperanto-Ligo.